Chopin

viernes, 6 de mayo de 2011

Falso oxímoron


Si lo cortés no quita lo valiente, la lucha no debe quitar nunca los divertimentos. Sobre todo después de arrancar al TC y al Estado español un derecho por parte de la ciudadanía de Euskal Herria y gracias también a las orejas de ese lobo que tiene su sede en Estrasburgo y que, por cierto, ya dio un severo zarpazo jurídico al alto tribunal español hace unas semanas con el caso Otegi.

Prejuicio: así ha de llamarse a lo ocurrido en el auto sobre Sortu y la sentencia sobre Bildu por parte de unos magistrados, los del TS, según Javier Pérez Royo, sevillano, experto en Derecho Constitucional.
El auto sobre Sortu y la sentencia sobre Bildu son decisiones en las cuales la mayoría parte de un prejuicio: el que dice que no ha pasado nada entre 2003 y 2011. Se sustituye el análisis jurídico por un relato en el que no se hacen valoraciones de la prueba, sino que se van cogiendo distintos documentos y se van editando para que cuadren con el prejuicio con el que se construye la sentencia. Resulta difícil tener respeto a un tribunal cuando dicta una resolución como esta.”
Unos magistrados que parten de un prejuicio pueden inducir a pensar a un lector distraído que estamos ante un oxímoron. No lo es en este caso pues el prejuicio no es jurídico pues su base es política. Y, puestos a jugar con las figuras retóricas compañeras de la que da nombre a nuestro blog, Oxímoron, veamos de quién se trata: estamos en presencia de una sinestesia, que, como sabemos, consiste en enlazar o mezclar sensaciones producidas y percibidas por órganos o sentidos distintos. Hay, además, una pincelada metafórica pues aquí se trata de mezclar no dos sensaciones sino de extrapolarlas a dos de los conceptos que conforman el Estado de Derecho, el jurisprudencial y el político. En fin, la sentencia del pleno del Tribunal Constitucional legalizando a Bildu libra a Euskal Herria, se nos ocurre decir, de una agria melancolía (hermosa sinestesia) y al Tribunal de Estrasburgo de una incómoda sentencia contra el más alto tribunal de un Estado miembro de la Unión Europea. El anacronismo político español y su primo hermano cuando de Euskal Herria se trata, el prejucioso mundo judicial, de obediencias inconfesables, podrán ver que en este pequeño país las victorias no sólo las celebramos con kalimotxo, sino que también disponemos de armas retóricas y divertimentos cargados con inocuos bytes. Munición 2.0. De futuro.

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