Chopin

martes, 24 de mayo de 2011

Sólo un fonema de diferencia

Para estas horas, tras la sorpresa inicial de la orden de asesinato de Osama Bin Laden por parte de Barack Obama, todo el mundo, salvo algunos políticos macabramente solidarios con el presidente de EEUU, ha convenido en denominar asesinato. En este caso, Obama no ha otorgado la presunción de inocencia ni el derecho a la defensa al terrorista-objetivo ejecutado. Como tampoco Osama ha otorgado presunción de inocencia ni derecho a la defensa a las víctimas de sus atentados. Puede parecer un sarcasmo igualar los asesinatos cometidos por ambos. Pero el derecho se aplica por igual a todos al margen de quiénes sean y al margen de la calidad o la cantidad de crímenes cometidos. Esta es una de las grandezas del derecho, la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, sean presuntos terroristas o presidentes de un Estado democrático, derecho cuyas normas tanto ha costado ir acuñando. De este asunto queda una enorme tristeza ya que quien ha dado la orden de este asesinato y sus secuaces (recordemos que secuaces son los cómplices de quien comete un delito) probablemente nunca sean juzgados por el Trbunal Penal Internacional, para regocijo talioniano de la mayoría del pueblo norteamericano (qué retroceso), y queda también una —igualmente triste— paradoja, que a la postre a Obama y Osama sólo les diferencia un simple fonema. /b/ por /s/, o viceversa.

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